Sherill Collins sabe lo que el abuelo necesita para ser feliz

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Sherill Collins estaba a punto de darse por vencida. Cuidar del abuelo no era nada fácil, ya que no había nada que lo pusiera de buen humor. El viejo se quejaba por todo. Todo el tiempo tenía algo que reclamarle, hasta que decidió hacer un último intento por hacerlo feliz y se quitó la camisa para enseñarle sus enormes tetas. En ese momento notó que su rostro cambió por completo. Lo besó, le bajó el pantalón y se puso a hacerle una mamada hasta dejarle la polla como una piedra. Entonces terminó de desnudarse, se sentó encima del anciano y comenzaron a follar apasionadamente. Por fin la nieta había encontrado la forma de complacer al abuelo.