La abuela me hace unas mamadas increíbles porque es adicta a mi semen
La primera vez que mi abuela me chupó la polla me sentí un cerdo. Me puse tan mal que me encerré en mi cuarto durante varios días y no paraba de llorar todo el tiempo. Lo peor de todo es que la mamada me había encantado, y con el correr de los días, estaba empezando a necesitar que me la volviera a mamar. Cuando volví a verla, le conté lo que me había pasado y ella me convenció de lo bueno que era que nos sacáramos la calentura juntos. Desde entonces, me la chupa cada vez que nos vemos y me la follo al menos una vez al mes. ¡Qué rico que es follar con la zorra adicta al semen de mi abuela!