Nuestro video casero fue la prueba que nos delató
Nos sentíamos tan cómplices follando juntos que empezamos a ganar confianza. Ella era amiga de mi novia y yo del suyo, así que hasta que empezamos a follar solo habíamos tenido conversaciones triviales en las cenas que montábamos los cuatro. Sentir que esos momentos de sexo e intimidad eran pura y exclusivamente nuestros nos llevaron a animarnos a grabar este video casero. Lamentablemente, nuestros rostros se ven con mucha claridad, sobre todo mientras ella me está chupando la polla. Nuestra ambición de guardar un video prohibido y compartir un secreto fue fatal. Así fue como nuestras parejas acabaron pillándonos y, lamentablemente, no volvimos a vernos nunca más.