Jennifer White se lamenta de tener un jefe tan viejo como Harry Rivera
Jennifer White es de esas tías tan guapas y con unos tipazos irresistibles a las que en todos los ámbitos se las quieren follar. Es inminente que se las quieran ligar todos los hombres y, en los trabajos, acaben siendo las putitas de los jefes. Sin embargo, Jennifer no tiene problema con eso. La morena cuatro ojos se considera afortunada de poder mamar una polla en vez de estar haciendo cálculos, de que le coman el coño antes de que la manden a hacer copias y de que se la follen en vez de que le dicten durante horas. El problema es que su jefe, Harry Rivera, es demasiado viejo y feo. Por suerte tiene una buena polla y sabe de cunnilingus mas que las lesbianas, sino follárselo sería una pesadilla.