La madrastra Corinne Blake se adueña de la polla del hijastro

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Corinne Blake estaba cansada de ver al gilipollas del hijastro todo el día enfrente de la pantalla jugando a los videojuegos. Era un verdadero adicto a la Playstation, y ella ya estaba hasta el coño de verlo así, como un zombi, todo el día jugando. ¿Sería que podría ser útil para algo? Ya estaba comprobado que para ayudarla en la casa no, pero tal vez podría suplir las necesidades sexuales que el marido le dejaba insatisfechas. Esa tarde, decidió que la polla del hijastro tendría que ser suya. Con una mamada de las suyas, se la puso como una piedra y ya no necesitó decirle nada. Él solo se dio cuenta de que tenía que follársela en ese mismo momento.