Me comí una polla en el baño público

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Había oído hablar de los glory holes, pero nunca había estado en uno hasta ese día en el que entré en un baño público y descubrí un gran agujero en la pared. Aunque mi novio estaba esperándome en el coche, sentí muchos deseos de comerme la polla de un desconocido, y por suerte a los pocos minutos apareció un rabo grande y duro como una piedra. ¡Con cuántas ganas lo chupé! Me calenté tanto que saqué las tetas para tocarme los pezones y hasta me animé a masturbarme. No sé si fue la mejor paja que me hice en mi vida, pero sin dudas fue la más morbosa de todas.