Mi hermanastra entró en mi cuarto envuelta en la toalla y me la follé

Era obvio que si mi hermanastra estaba dentro de mi cuarto en bolas, solo envuelta con la toalla, no era por casualidad. Sabía bien que a mí, saber que con solo tirar de la toalla podría dejarla desnuda ante mi vista, me pondría al cien. ¿Estaría esperando que yo mismo la desnudara? No lo sé, pero la verdad es que ganas no me faltaban. Por suerte ella misma se la quitó frente a mí quedándose en pelotas, dispuesta a hacer cualquier tipo de guarradas. Empezó por una mamada, que me dio con mucha dedicación, y siguió por entregarme su chocho para que me la follara como siempre había deseado. ¡Fue la mejor tarde de mi vida!