Mi hermanastra me inició como lesbiana
Toda mi vida le estaré agradecida a mi hermanastra por haberme iniciado como lesbiana. Antes de ese día, jamás se me hubiera ocurrido comer un coño, besar a una tía o hacer tijeritas. Ahora, en cambio, detesto las pollas. De ser una mamadora experta de rabos me he convertido en una profesional de los cunnilingus. Ese día mi hermanastra me folló haciéndome ver las estrellas. Ningún hombre me había hecho gozar tanto, así que empecé a probar coños uno tras otro y me hice lesbiana para toda la vida. ¡Qué lindo es ser bollera! Estoy orgullosa de lo mucho que me gustan los chochos, y me encanta gritarlo a los cuatro vientos.