Padrastro no le cuentes a mama y haré lo que tú me pidas

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El resumen de la tarjeta de crédito era contundente. La jovencita rubia se había gastado una pasta en ropa, incluyendo desde tacones hasta bikinis de lujo. El padrastro estaba muy cabreado y, sobre todo, preocupado. ¿De dónde sacaría el dinero para pagar las cuentas? Tenía que contárselo a su esposa para que le pusiera límites a la guarrilla. Lo primero que hizo fue hablar con la hijastra para avisarle, pero ella rápidamente logró convencerlo de que mantuviera el secreto. A cambio, estaba dispuesta a moderar sus gastos y hacer lo que fuera para recompensarlo. Claramente, estaba hablando de sexo, porque antes de terminar de decírselo, ya estaba mamándole la polla. La tentación de follarse a esa hermosa jovencita rubia con unas tetas de ensueño y un culo de muerte era demasiado fuerte como para desaprovechar la oferta…