Qué hermoso fue correrme en las gafas y la cara de esta guarrilla

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¿Cómo nunca antes me había fijado en esta morena cuatro ojos? Nadie daba un céntimo por ella. Para todos era la empollona gafuda que seguramente era virgen y jamás sería capaz de quitarse siquiera el sujetador delante de un hombre. Era imposible imaginarla siquiera haciendo una mamada, así que nunca había estado en mis planes. ¡Cómo me sorprendió cuando me invitó a su casa! La guarra me estaba esperando con un conjunto de lencería increíblemente sexy, con un picardías transparente de red y medias de liga… ¡lista para ser follada! Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto de un polvo. La hice gozar como una perra salida y yo, por supuesto, me lo pasé teta, tanto que al final me corrí sobre su cara y le plastifiqué las gafas que usa para esconder la cara de puta que tiene.